Lo que no es el autocuidado: Las formas no convencionales de cuidarte a ti misma
- Aura E. Martinez
- 9 ago
- 3 Min. de lectura
Durante mucho tiempo nos han enseñado que el autocuidado se ve como darte un masaje, hacerte las uñas, cortarte el cabello o incluso salir sola a una cita. No hay nada de malo con esto, excepto que son formas superficiales de “cuidarte” y en este blog voy a desglosar lo que realmente es el autocuidado y las formas no convencionales de cuidarte.
Puse "cuidarte" entre comillas por una razón, y es porque todas esas cosas que mencioné en el párrafo anterior, que muchas veces se consideran como una forma de cuidarte, en realidad son más bien un “consentirte” para que te sientas bien. Y ya te hablaré más de esto en un momento porque es muy importante saber la diferencia.
La verdad es que el verdadero autocuidado muchas veces no es algo que puedas publicar en redes sociales. No siempre es bonito, relajante ni fácil. A veces el autocuidado es quedarte sola en tu cuarto y enfrentarte a esas partes de ti que llevas tiempo evitando. Es hacerte esas preguntas incómodas, las que remueven cosas por dentro pero te llevan a sanar. El autocuidado puede ser terminar una relación que ya no nutre tu crecimiento, aunque te duela. Puede ser dejar un trabajo que te está drenando el alma, aunque te dé miedo. También puede ser hacerte responsable de lo que sientes y admitir que algo en tu vida necesita cambiar.
Una de las formas más ignoradas y no convencionales de autocuidado es la honestidad radical. Eso significa decirte la verdad sobre lo que sientes, lo que necesitas y lo que ya no puedes seguir tolerando. Significa dejar de hacerte la vista gorda con tal de mantener la paz a tu alrededor. Hay algo profundamente sanador en dejar de mentirte a ti misma. Y sí, eso también es cuidarte.
Otra forma de autocuidado de la que casi no se habla es el duelo—el duelo por esas versiones pasadas de ti que tuviste que dejar atrás, por los sueños que abandonaste para agradar a otros, por los años que pasaste silenciando tu voz. Muchas veces resistimos el duelo, pero al hacerlo también resistimos la sanación que trae consigo. Permitirte sentir, soltar y llorar es una de las cosas más amorosas que puedes hacer por ti.
El autocuidado también incluye proteger tu energía, decir “no” sin sentir culpa, confiar en tu intuición aunque no tenga sentido para los demás, y poner límites que protejan tu bienestar. Es perdonarte por lo que no sabías antes y darte permiso de hacerlo diferente ahora. Tal vez estas cosas no se ven glamorosas, pero son necesarias.
Claro que no hay nada de malo en hacerte las uñas, darte un masaje o salir a cenar sola. Esas cosas son hermosas y pueden nutrirte. Pero necesitamos aprender a distinguir entre consentirte y cuidarte. Consentirte es algo momentáneo, te levanta el ánimo. Cuidarte de verdad, en cambio, fortalece tus bases. Te reconecta contigo. Estabiliza tu mundo interior para que tu mundo exterior refleje esa plenitud.
El autocuidado no es algo que haces una sola vez. Es un compromiso contigo misma. Es el acto constante de atender tus necesidades emocionales, mentales y espirituales, incluso cuando nadie te ve. Y quizás lo más importante: es la decisión de volver a ti una y otra vez, hasta que estar en tu propia presencia se sienta como el lugar más seguro y en paz donde puedas estar.
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